La jugada del peón, otro de los gritos contra Monsanto

Este documental hace resonar desde Argentina las voces de movimientos de campesinos, trabajadores, vecinos autoconvocados y científicos a los que les importa la vida, que se unieron para decir No a Monsanto en sus tierras

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El material del Colectivo Documental Semillas y dirigido por Juan Pablo Lepore apunta a desentrañar la complicidad existente no sólo entre las corporaciones del agro sino entre los centros de producción de conocimiento, con sus intelectuales a sueldo, y los estados o gobiernos de turno que sustentan sus políticas sociales mediante la renta de la soja transgénica, el envenenamiento de su población y la desertificación de los suelos de su patria.

“La jugada del peón” muestra el caso de Argentina aunque esta es la historia de toda la Republica Unida de la Soja, como se le llama a este rincón del Sur del Continente Latinoamericano. Pero como su título insinúa, la organización de los pueblos puede hacer frente y también frenar el avance del capitalismo y sus empresas de la muerte.

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El acampe de Malvinas Argentinas (Córdoba) es un mojón en la lucha contra los agrotóxicos y un estandarte de lucha. Durante 2013, bajo el argumento de la creación de cuatrocientos puestos de empleos y de que la empresa se instalaría para producir alimentos y combatir el hambre, se buscó construir una planta para la producción de bioetanol, combustible que no alimenta más que a ciertos vehículos. Frente a ello se organizaron, fundamentalmente madres que tenían ya a sus hijos enfermos de leucemia y cáncer o muertos a causa de la fumigación indiscriminada. Luego se fueron sumando más vecinos, estudiantes y organizaciones sociales.

“Acá Monsanto no va a funcionar nunca, nosotros sabemos que acá o son ellos o somos nosotros”, señala una de las madres luego de contar como fue golpeada por la patota de la Uocra cuando ella buscaba frenar el ingreso de los camiones con material para la construcción, recostándose debajo de las ruedas. Es que en Malvinas, como en otros tantos puntos del planeta, tienen en claro que Monsanto es el creador del agente naranja, usado en la guerra de Vietnam. Que ese agente contiene dioxina que es altamente cancerígeno y con el cual se mataron en la guerra a 8,6 millones de personas.

Pero los gobiernos siguen bajando la cabeza frente al poderío del capitalismo transnacional y la Republica unida de la soja, representa 46 millones de hectáreas de monocultivo que implica una deforestación de 500 mil hectáreas al año y el uso de 600 millones de litros de Glifosato. Muerte, muerte y más muerte.

Enlace para el documental en Youtube

Para citar el caso de nuestro país, durante 2011 en Argentina se usaron 238 millones de litros de glifosato lo que implicó un incremento del 1190 % respecto del año 1996 año en el que se introdujo la soja transgénica al país. En Brasil, también en 2011, se usaron 853 millones de litros de glifosato.

Todos los agroquímicos son potencialmente  tóxicos ya que producen genotoxicidad e inducen mutaciones en el material genético para la reproducción de la semilla de la soja pero afectando la vida humana: malformaciones gestacionales, abortos espontáneos, nacimientos con malformaciones, leucemia, cáncer y un sinfín de enfermedades.

El precio del desarrollo las más de las veces es muy alto. Siempre esconde bajo su manto a la muerte de los más humildes, siempre que los peones se sueñen solos e individualistas. Porque cuando los peones se organizan, cambia la historia. Son volteados los gigantes.